¿Un
símbolo de libertad y un programa educativo al mismo tiempo?
Muchos se
preguntarán: “¿Y eso qué es?” Reflexionemos al respecto. A simple vista, la
palabra “ruta” parece querer decir a gritos “viaje”. Seguido. Un nombre
extraño. Por lo tanto, probablemente, se puede llegar a pensar que recae, o
bien alude, indirecta o directamente a una localización de algún rincón no muy
cercano a nuestros hogares. De alguna manera estamos en lo cierto. ¿O quizás no
tanto? En realidad “Quetzal” hace referencia a un municipio de Guatemala.
También es el nombre que recibe un pájaro que habita en las regiones tropicales
de Latinoamérica. Lo cierto es, que concretamente este ser especial, se ensalza
como símbolo de libertad. Y la razón no es otra que lo que expresan los
especialistas y enterados al respecto. Por lo visto es un ave que si se le
encierra simplemente agoniza y muere. Siguiendo la esencia de este concepto se
halla inspirado un programa educativo concreto.
La
Ruta
Quetzal es sobre todo una vivencia
enriquecedora. Una experiencia formativa con Miguel de la Quadra-Salcedo al
frente. Una propuesta que nace por sugerencia del anterior rey de España desde
el año 1979. Los participantes amplían sus conocimientos, pero sobre todo potencian
un espíritu de cooperación internacional. La finalidad principal de este
proyecto es crear y solidificar una gama de valores. Dejar de lado aspectos de alto índice de
banalidad tales como la riqueza y la pobreza y la diferenciación social. Y de
esta forma posibilitar los lazos entre culturas, en ocasiones, muy dispares
unas entre otras.
Un viaje. Un
mes y medio de duración. Dos etapas. Un itinerario americano y otro español y 350
jóvenes, de 16 y 17 años, de más de 50
países diferentes, que estudian la historia, la geografía y la cultura de los
países iberoamericanos. Zonas que exploran mediante visitas a lugares de gran
contenido histórico.
Entre sus colaboradores se encuentran: el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación español, la Secretaría General Iberoamericana y, como no, la ya mencionada UNESCO.
Un dato que
resulta curioso es que en cada una de las ediciones, la expedición ha estado caracterizada por tener un recorrido
enmarcado por los lugares de mayor trascendencia histórica. Esto quiere decir
que se han ido siguiendo los pasos de las figuras que han sido cruciales en la
historia de la Cultura Iberoamericana.
No solo tienen
cabida actividades exclusivamente académicas. También tienen presencia los talleres
de variados sectores. Tecnologías. Informática. Televisión. Periodismo. Fotografía.
Artesanía. Astronomía. Submarinismo. Ciencias del mar. Música. Son esas algunas
de las disciplinas abordadas. La finalidad es guiar a los expedicionarios hacia
una esfera desconocida para muchos que se encuentra dominada por la variedad
disciplinaria para así poder fomentar, en estos, aptitudes y proclividad en
cuanto a la elección de sus estudios universitarios. Todo ello en un contexto
que les invita a meditar sobre su entorno, su historia y los problemas
actuales. Sin duda se trata de una iniciativa que posee una base y unos
objetivos que resultan altamente feraces.
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